domingo, 25 de octubre de 2009

Río de Janeiro. Ciudad de Dios y del diablo

Por Bernardo Gutiérrez/ El País

Brasil ha logrado los Juegos Olímpicos 2016 para Río de Janeiro con una candidatura que emocionó y logró superar su principal punto débil: la inseguridad. Entramos en un infierno de 700 favelas, en un campo de batalla entre policías, paramilitares y narcotraficantes, con casi 20 asesinatos diarios.

Pobreza profunda

Mediodía. Calor abrasador. Las calles del Complexo da Maré -un conjunto de 16 favelas de Río Norte- son un amasijo de polvo, casas de ladrillo y niños descalzos. María da Silva (seudónimo) -mulata, ojeras, camiseta fucsia chillón- habla sollozando: "El otro día estuvimos en el suelo horas, el tiroteo fue pesado". En una cocina desmantelada y sucia, corretean varias ratas. Su hijo, de siete años, mete los dedos en los agujeros de balas de la pared. Juega. "En la Maré no hay paz", susurra. El Comando Vermelho disputa cada calle con el Terceiro Comando. El puntito rojo, en Nova Holanda. Muy cerca, en la favela Timbau, el verde. Las fronteras son móviles. Y los tiroteos, también. La muerte no sorprende a nadie. "Un día mataron a nueve personas, ajuste de cuentas", matiza María. Pero ella nunca denunciaría a los traficantes. Le dan gas cuando no tiene. O "golosinas para los niños". El Estado no existe. La ley es verde. O roja. Tiene nombre de comando.

El ácido escritor Rubem Fonseca anticipaba hace tres décadas en El cobrador la guerra civil que calcina la CiudadMaravillosa. El protagonista odia a los ricos. Y gritando: "Come caviar, que tu día va a llegar", asesina y se cobra las deudas que la sociedad que tiene con él.Bang, bang. Y Fátima Guedes popularizaba entonces una samba-profecía: "Once tiros y no sé por qué tantos, los tiempos no están para niñerías, la realidad no rima". Bang, bang. En el siglo XXI, la realidad, más que no rimar, desafina. Los más de 113.000 habitantes del Complexo da Maré "viven secuestrados por la pobreza y la violencia", según Raquel Willadino, del Observatorio de Favelas. El Índice de Desarrollo Humano (IDH) de la Maré es de 0,722. En Ipanema, que vio nacer a aquella "garota" de "dulce balanceo camino del mar", presumen de estadísticas nórdicas: un IDH de 0,962. En Maré, la esperanza de vida es de 66,8 años. En Ipanema, de 80. "Aquí no hay opciones de ocio, no hay empleo", explica Raquel.

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